¿Cuándo decidirte a ir al psicólogo?
No es una decisión fácil. Puedes pensar: “Bueno, si estoy mal puedo hablar con un amigo. O con mi madre”. Y no te falta razón. En muchas ocasiones solucionamos nuestros problemas así. Compartiéndolos con nuestro entorno cercano. Pero en otras ocasiones esto no es suficiente. Y es en esos escenarios donde buscar ayuda profesional puede tener sentido.

¿Dónde acudir cuando quiero hacer terapia?
La terapia online cada vez está más presente. Y la investigación demuestra que su eficacia es similar a la modalidad presencial. Es una decisión que debes tomar. Puede que por cómo tienes organizada tu vida, sea más fácil hacer terapia online. Lo más importante, que estés en un espacio con buena conexión donde puedas expresarte bien, donde sientas seguridad.
Si vives en Sevilla y buscas hacer terapia presencial, hay mucha oferta y encontrarás muchos profesionales. Si buscas Psicólogo en Nervión, puedes contactar conmigo si lo deseas. En nuestro centro dispondrás de todas las comodidades para que puedas hacer ese trabajo terapéutico que vas buscando.
Psicólogo en Nervión
¿Y qué indicadores pueden señalarme que realmente necesito ayuda profesional?
Normalmente, cuando alguien decide ir al psicólogo ya ha superado su nivel de sufrimiento “manejable”. Básicamente, siente que le desborda toda la situación que vive. Ese es un primer indicador para plantearse ir a terapia.
Algo común también es sentir que la mayor parte de sus áreas vitales están siendo influidas por su malestar: el problema invade su vida. Además es común no parar de preocuparse, pero no lo común, sino de una forma que ya supera lo vivido hasta ese momento. A eso lo llamamos rumia, y es un problema psicológico que puede llegar a ser muy limitante.
El cuerpo suele también resentirse y enfermar. Ansiedad, tensión muscular, problemas estomacales, cefaleas. El cuerpo habla y parece decirnos: “Oye, yo no puedo soportar más esto. Cambia algo”. Otro indicador a tener en cuenta para ir al psicólogo.
Otros aspectos a tener en cuenta son la falta de sueño o tener cansancio generalizado durante todo el día. Estamos apagados. También comer mal: con mucha ansiedad y coger mucho peso o lo contrario, no comer nada. Nos disfrutar de las relaciones humanas, evitarlas y aislarnos. O llevar un tiempo con muchos conflictos, más de lo que estamos acostumbrados. Todos estos, más indicadores que nos dan pistas de que tal vez sea necesario ir al psicólogo.
En definitiva, lo que nos ocurre es extremo. Nos desborda. Y nos hace sufrir mucho. Ese es un buen momento para plantearse ir a terapia